Esperó hasta
dormirse y soñó con otra Navidad. Al despertar, estaba sola en la cama rodeada de tubos de
plástico y aparatos que no cesaban de hacer ruido. Tic, tic, tic. Se quedó
mirando a una pantalla en la que se dibujaba un paisaje de montañas que iban
pasando a su lado, como cuando viajaba en coche y miraba por la ventanilla. Eso
la tranquilizó. ¡Qué suerte estar viajando!. Hace tanto tiempo…Ahora el paisaje
montañoso ha cambiado a una interminable llanura. Se oye un pitido constante.
Los ojos están cerrados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario