—
¿Cómo
va esa paella, Marisa?
—Muy
bien, ya está a punto. ¿Está puesta la mesa?
—Sí, venía a por unas copas y una botella de
buen Rioja.
—Sabes
que no tomo vino.
—Claro, pero Rita si y es nuestra invitada.
¿Saco ya la paella?
—Vale,
lleva tu esta y yo llevo la que está en el fuego.
—
¿Dos?
Si somos tres y los niños…
—He
pensado que es mejor hacer de dos tipos por si no le gusta el arroz a banda que
no lleva nada, puede tomar la de verduras, que es más sabrosa. Pon la de
verduras para ella y para mí y tú compartes el arroz a banda con los niños.
—
¿Qué
lleva la de verduras? Nunca habías echado setas en la paella…
—En
algún momento hay que probar nuevos sabores y hoy estaba de oferta en el
mercado, es temporada de setas.
—
¿En
Agosto? Serán cultivadas o congeladas, vete a saber.
Vale, no te preocupes, ya saco las dos yo
y, mientras voy sirviendo, puedes arreglarte un poco.
—
¿Arreglarme? Claro, ya voy, claro. Creía
que iba a ser una comida informal, familiar…
…
—
¡Cuánto
has tardado Marisa! Se pasaba el arroz y les he dejado a los niños que empiecen
porque estaban muertos de hambre y he reservado el arroz a banda, que parecía
más entero, en la cocina para nosotros tres, con una tapa para que no se secara
tanto el arroz. Además, me ha dicho Rita que adora el arroz a banda. Voy a por
ella.
—
¿Que has puesto la de verduras a los
niños? ¡Noooooo!
—
Marisa, Marisa… ¿Qué te pasa? Marisa…
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