Normandie

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lunes, 25 de mayo de 2015

Ritmo

Llega corriendo a casa desde el trabajo, aparca el coche y sube a su piso. Entra y saluda a su perro, que la mira adormilado como pensando «Dónde irá tan deprisa mi ama», sin apenas levantar la cabeza del suelo. Entra en su habitación mientras se va quitando la ropa que deja tirada por donde pasa mientras coge la ropa de deporte, se ata una coleta y, con la bolsa en la mano, sale de casa y se desliza escaleras abajo hacia la calle que lleva al gimnasio.

«19:00h»
Hola chicas ¿cómo estáis?
No viniste la semana pasada…
Empezamos, coged mancuernas, espaldas derechas, abdominales en tensión…
Seguimos el ritmo derecha uno, dos, tres, cuatro, izquierda uno, dos, tres, cuatro,…

« ¡Qué cansada estoy hoy! Me habría quedado en casa tumbada en el sofá… ¡Vaya! Se me ha olvidado llamar a Lucy para felicitarla en su cumpleaños…Lucy siempre ha sido alguien muy especial, se reservaba para un amor que nunca llegó. Le sobraba inteligencia y lecturas para los chicos que había por allí. Salíamos a recorrer los campos después de comer, como todos los días. Quedábamos en el paseo de la plaza, con nuestros ciclomotores. Hoy, por la vereda la gitana. Vale. Vamos. Olía a paja mojada, el cielo estaba precioso, lleno de ondulaciones grises y blancas que barruntaban tormenta cercana. Nos abrazábamos a nuestras motocicletas por los caminos de tierra, en los atardeceres de principios de septiembre, cuando el otoño avisaba del fin ya próximo de las vacaciones y nos anunciaba que tendríamos que abandonar los campos para volver a la ciudad para iniciar un nuevo curso en el instituto. Mientras se separaban las hileras de árboles a mi paso y, tras saludarme con sus ramas, se alejaban por mis costados, yo inspiraba despacio, profundamente, ese aire emocionado del otoño, oía el canto de las chicharras y me dejaba llevar, disfrutando de la velocidad. Nos sentíamos libres y privilegiadas a cincuenta por hora, daba igual a dónde llegáramos, cualquier pueblo estaba bien y nos acogía ofreciéndonos agua fresca de la fuente de la plaza, para volver a cualquier hora del atardecer a nuestras casas, cambiarnos para salir a la terraza y pasar lo que quedaba del día con nuestra panda, sin tener por qué hacer nada especial, solo estar juntos…»

Seguid el ritmo, extended los brazos y los subimos y bajamos  
Un paso a la izquierda, levantamos derecha, espalda recta y tripa hacia adentro
En ocho cambiamos de lado uno, dos, tres, cuatro,..
«19:10h»

«La casa ahora está descuidada. Desde que me casé ya no hemos vuelto en los veranos. Este viernes tengo que ir, me acercaré tras el trabajo a ver si todo sigue en orden y no han vuelto las termitas. Son como un cáncer,  no las oyes, no sientes su presencia, no dejan ver los síntomas de la enfermedad que están llevando a la casa, ocultas en los muros de la casa, socavándola, hiriéndola mortalmente pero manteniendo las bambalinas del exterior de los muros para que parezca lo que una vez fue pero con el alma vacía y a punto de derrumbarse. Insectos ciegos buscando la humedad que rezuman las paredes agotadas por el tiempo, en orden marcial y concienzudo. ¿Dónde está vuestro nido? ¿Dónde vuestras reinas criando? Me siento como el ángel exterminador, arrasando con trampas la colonia para que no quede ni un superviviente de la plaga»

Ahora al suelo, coged las colchonetas, las gomas elásticas y las pelotas de goma  
Colocando la pelota bajo el sacro, hacemos bicicleta
Uno, dos, tres, cuatro,…
Vamos, más velocidad, más altura, más ritmo
« 19:30h»

«Tendría que arreglar esa casa, qué pena ver cómo se va destruyendo, desgarrando, poco a poco, con agonía y sufrimiento. Por qué no me decido…Apenas he vuelto a ver a mi prima Lucy, y éramos almas gemelas, inseparables. La echo de menos. ¿Por qué no la llamo? Su amistad y la casa siguen la misma destrucción del olvido y la falta de cariño. Si ambas hubiéramos seguido con nuestros novios de la panda, como el resto de amigas, allí siguen, en el pueblo, reuniéndose en la terraza todos los veranos, ahora con sus hijos, pero nosotras buscábamos más, ansiábamos más, nos ahogaba el horizonte tan cercano, buscábamos al otro lado de la verja, al final del camino y hemos terminado en otras vías, en otras vidas, en raíles paralelos que siguen buscando pero ya no se encuentran. Hace ya más de treinta años…»
Coged la pelota con las manos y llevamos los brazos a la derecha y las piernas a la izquierda…en uno, dos, tres, cuatro,…  
«19:45h»

« Cuando vaya este viernes la llamo a ver si está por allí. Podría decirle a mi tía que el primer sábado que haga bueno nos vamos a la huerta y hacemos unas migas. Qué ricas las migas, con magro, chorizo, huevo frito y uvas. Deliciosas. Seguro que cuando vaya me tiene preparado un cafetito con toledanas y mantecados. El mantel de las visitas en la mesa camilla, los dos sillones de oreja con las puntillas de ganchillo sobre el respaldo y los brazos. Las tazas de la vajilla buena, para una vez que vienes, no te voy a poner las tazas de diario… ¿tomas leche con el café? ¿Azúcar? No sé cómo te puedes tomar el café tan amargo, yo lo tomo con una cucharadita de leche condensada, que está tan rico. Ahora lo llaman café bombón, según me dijo Mario, el del bar de la plaza.»

Estirad para no tener agujetas mañana, pierna derecha uno, dos,…
Pierna izquierda uno, dos,…
Uno, dos,..
«20:00h»
Recogemos y hasta el lunes


Sube por la calle relajada, una sonrisa en los labios, disfrutando de la tarde, el paso lento, disfrutando el paseo. Saluda a los vecinos que se encuentra y charla con ellos, siempre una palabra amable. Saca el teléfono del bolsillo y llama a Lucy.

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