Normandie

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domingo, 1 de junio de 2014

Clavier

Quiero escribir, pero no sé cómo.

Miro las pequeñas teclas tatuadas con símbolos que no sé qué significan. Las cojo todas y las tiro al aire para ver cómo caen. Tal vez así me digan algo. No me dicen nada. Hago una pila con ellas, luego un fila y finalmente hago una tila. Comprendo que  no debe ser este el mecanismo de la escritura. Recuerdo los viejos ábacos e intento escribir un poema insertando en los alambres las distintas teclas. Y entonces llega la idea, la inspiración... meto las teclas en un gran bombo, las agito y las voy dejando caer como en la lotería. Queda bonito, y pienso, si imprimo en colores va a quedar genial y lo voy a publicar en un epub. Pero no es lo que busco. 

Sigo así jugando y pensando tardes y tardes, horas y horas. Sueño con ellas. Se me ocurre que tal vez sea como tocar el piano de oído. No me gusta cómo suena. Lo dejo. Me desespero. Tiro todas las teclas por la ventana, lo que me supone unas horas hasta que las recupero y recompongo el "clavier" que en francés suena más fino. Clavier, clavicordio, clave. Todo es música. Voy y escribo una partitura de símbolos y notas. Ordeno las notas de arriba a abajo, de abajo a arriba, no! de antes a después pasando por el intermedio. Mucho mejor. Ya va saliendo.

Por ahora más ruido que nueces, aún no sonido, mucho menos son, apenas armónico. Soplo las teclas y voy encontrando palabras...qué bien suenan. Ahora las voy ordenando, en filas y columnas. 4 de 12 4 de 12 3 de 12 3 de 12, suena a soneto. 

¿Será esto un poema? No todavía...

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